lundi 9 février 2015

De la utilidad de la fotografía

29 de enero de  2015, por Lunettes Rouges

(original en francés, aquí)





Tobias Rehberger, 1750, On Shunga at Galeria Pedro Cera - Exhibition View



Exposición paradójica la de las últimas creaciones de Tobías Rehberger (el hombre de la cafetería veneciana...) en la galería Pedro Cera ( hasta el 20 de marzo) ya que, primero, no se ve nada : las paredes parecen cubiertas de olambrillas monocromáticas como los pixeles de una fotografía agrandados de manera desmesurada y que no se logran distinguir. Aquí y allí, sobre pedestales, o contra las paredes, floreros pequeños, también cubiertos de olambrillas, que no lo son : ya que es un papel de colgadura que las imita perfectamente.



Tobias Rehberger, Hanabi 1870, On Shunga at Galeria Pedro Cera - Exhibition View



Arrugando los ojos se intenta descifrar la imagen, a veces se adivina una forma y se instala la migraña, hasta que un alma caritativa le aconseje que mire la imagen a través del visor de su cámara fotográfica o en su teléfono inteligente. Y entonces, ¡qué maravilla!, aparece la imagen, la compresión óptica del lente permite distinguir las formas. La fotografía, o mejor, el lente, es el único medio para ver la realidad, y las únicas imágenes que puedo mostrarles aquí son las que se ven a través del lente, y no se puede traducir la confusión visual del ojo al desnudo (le sugerí al galerista que hiciera realizar fotografías con cámara estenopeica pues así no habría compresión óptica; veremos). Esta necesidad absoluta de la cámara fotográfica para ver, existe, claro, para la fotografía científica, ya sea microfotografía o imágenes del espacio, y ello ha dado lugar a investigaciones artísticas como con Yves Trémorin. Pero aquí pensaríamos más bien en el mito del Blow Up, en la revelación fotográfica de una realidad invisible a los ojos desnudos.



Tobias Rehberger, Meiji, On Shunga at Galeria Pedro Cera - Exhibition View



Y naturalmente las imágenes no son inocentes pues se trata de Shunga*, acuarelas o estampas japonesas eróticas que muestran diferentes posiciones de penetración de manera bastante fría, incluso pedagógica. Mirones frente a esas imágenes, no sabemos mucho a qué distancia situarnos : mirón de cerca, nariz pegada contra un detalle o mirón de lejos, a distancia, de todos modos no vemos nada, nos sentimos ciegos e inválidos mientras no se interponga entre nosotros y el objeto del deseo, un instrumento, un aparato, la cámara fotográfica, en pocas palabras, una muleta visual. Mecanismo que es a la vez (como a menudo) un acelerador del deseo (quiero ver, tengo que ver!) y una pantalla de pudor (puede llevar a los niños sin temor); ello evoca el desenfoque de los vellos del pubis en los vídeos eróticos japoneses, y para mi, también, los pedacitos de cartón cosidos sobre las fotos de desnudos en la entrada de los cines de mi infancia para preservar la inocencia de los pasantes.



Tobias Rehberger, Meiji, On Shunga at Galeria Pedro Cera - Exhibition View


En ese inmenso camuflaje, nos damos cuenta también de que los floreros reproducen exactamente el motivo que está detrás de ellos : es más una "magnificación" (a la vez más grande y magnifico), un acercamiento que una ocultación. Y a veces, las plumas ornamentales que los decoran sirven de sustitutos a los vellos (púbicos, claro) en la composición de la imagen.

Esta obra, es, en pocas palabras, una lección sobre la fotografía, sobre su necesidad indispensable...


Fotos cortesía de la galería (mientras que llega la cámara oscura) : © Bruno Lopes.


"chungapalabra que en portugués se volvió peyorativa (agradecimientos indirectos a Julião Sarmento por la indicación)

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