dimanche 28 décembre 2014

Fotos encontradas y enigmas de todo tipo

26 de diciembre 2014, por Lunettes Rouges

(artículo en francés, aquí)


Foto encontrada por el autor en diciembre de 2014


Esta exposición (en la MEP hasta el 25 de enero) se dirige a todos aquellos que chamarilean en las pulgas y que esculcan en paquetes de fotos viejas en desorden para detenerse de repente ante una imagen extraña, curiosa, inesperada, desconcertante, y la regatean por solo unos céntimos. Su recolección y la mía no son nada al lado de las miles de imágenes que consiguió Michel Frizot, revelando así una faceta (aparentemente) más informal que su serio trabajo de historiador de la fotografía, pero que, lo vemos en sus textos del apasionante catálogo, enriquecen su pensamiento ontológico sobre la fotografía (también coautor de Foto encontrada). Permítanme, antes de detallar la exposición razonable de su colección en la Maison Européenne de la Photographie, empezar por la fotografía aquí arriba de una orgullosa marimacho que compré hace unos días en la Vandoma de Oporto y que proviene de un estudio lisbonés : sin duda data de finales de los años 30, por tanto un momento en el que el Estado Novo no toleraba para nada ese tipo de fantasías transgénero.


Anónimo, según un negativo rallado, hacia 1910, 8.8x12.5cm


Así, toda foto crea enigma : siempre hay una diferencia entre lo real y su representación
y toda imagen conduce a un cuestionamiento, a una ambigüedad, una vacilación. Ante esas fotografías y su acuidad, su singularidad, la mirada se activa, se moviliza, e intenta detectar la parcela de 'realidad' escondida, a menudo sin el conocimiento del fotógrafo.


Anónimo, 'En un local en desuso de Budapest, los cuerpos de patriotas húngaros al lado de una estatua, desmontada a la gloria del deporte soviético', Budapest, 1956, 29.8x22.6cm


Esta exposición es un poema, una deambulación onírica y sorprendente. Y a menudo, sorprendidos por una imagen única, nos sorprendemos de nuevo al descubrir la leyenda. La mayoría son fotografías de anónimos y a veces proceden de agencias, únicamente unas 40 de las 160 son atribuidas.



Anónimo, intentan fotografiar veteranos del Vietnam después de una manifestación en Washington, 29 de marzo de 1974, foto de prensa 17,5x21,8cm



La exposición se desarrolla en once partes, cuyas fronteras parecen algo borrosas y el visitante se sorprende imaginando otras correspondencias, otras categorías. Algunas de las partes son bastantes evidentes (como el ultimo dedicado a imágenes estereoscópicas), algunas parecen más pobres, y otras al contrario están llenas de maravillas. Intentaré aquí seguir ese recorrido, de lo más sencillo a lo más denso, primero en torno a la toma tal cual, y luego con las figuras de lo fotográfico, y al fin mostrando la relación perceptiva que compromete al que mira.



Anon., Entrada y subida al Vesubio, hacia 1865, revelado albuminado, 19.4x24.8cm


Primero, con la toma tal cual, empecemos por el ambiente del lugar, la simple extrañeza de un lugar que se le ofrece al fotógrafo, de manera frontal, algo deformada por la visión monocular del objetivo (después veremos las maravillas de la estereofotografía).


A. de Bonis, Escalare de San Isidro, Rome, hacia 1865, revelado albuminado, 18.8x24.7cm



Luego, el espacio del lugar, cuando asociaciones, tangentes, pasarelas, le permiten a la mirada que estructure la imagen 'al sesgo', ya sea que el fotógrafo lo haya hecho a propósito o no.



Los primeros recién nacidos del año, 1939, Agencia Schostal, Viena, 12.9x18.2cm


En fin, las opciones del fotógrafo, cuando éste agencia su imagen con un punto de vista, el encuadre, y así toma posición como con los recién nacidos formando la esvástica. En esta misma categoría encontraremos la fotografía de los muertos de Budapest con una vecindad inadecuada (y el enigma dentro del enigma es también la posición del brazo derecho del muerto más al fondo) y la de los veteranos del Vietnam (en la cual el fotógrafo pone precisamente en perspectiva la acción de fotografiar, y su pertinencia).



Un 'ramo' de rocas y de barro, foto de prensa, California, hacia 1930, 19.7x24.7cm


Enseguida vamos hacia las figuras de lo fotográfico, hacia las formas que solo existen gracias a la toma fotográfica y que muestran el proceso fotográfico : primero las configuraciones inéditas, imágenes de sorpresa imprevistas o aleatorias.



Anon., ST, hacia 1930, 13x18cm


En la resolución estética, en cambio, la intención del fotógrafo de construir una imagen calculada sorprendente es evidente.



Anon., Retrato en estudio, tarjeta postal fotográfica, hacia 1910, 9x14cm


Al fin, el sujeto mismo puede ser el objeto extraño, que escapa a lo estándar, volviendo la figuración disfuncional, como este niño bloqueado en la mesa volteada para estabilizarlo durante la toma.



Anon., ST, hacia 1900, revelado cloruro, 16.5x11cm


En tercer lugar, algunas fotografías cuestionan nuestra relación visual, perceptiva, con lo se nos muestra. Al jugar con el enigma de la atención, a través del encuadre, lo borroso del contraste, los efectos de luz, la perspectiva, el fotógrafo nos lleva hacia una contemplación más estética de la imagen.


Reunión de modelistas, Mondial Photo-Presse, hacia-1930, 12.8x17.6cm


El fotógrafo también puede jugar con el enigma del contexto, haciendo surgir una situación
indistinguible, incomprensible sin explicación contextual.


Anon., 11 de noviembre  1930, 6.2x4cm


La mirada del sujeto, su relación implícita con el que mira engendran un enigma relacional (y yo diría lo mismo de la sonrisa discreta de 'mi' marimacho).


Anon., sobreimpresión, hacia 1930, 8.2x5.4cm



La exposición continúa con dos añadidos : el primero dedicado a las combinaciones equívocas, no son tanto collages surrealistas como artificios fotográficos que le adicionan a la imagen un enigma suplementario, como la misteriosa sobreimpresión indescifrable o como la mujer con la cara rayada (que me evoca irresistiblemente la mutilación fotográfica de Madani y sobretodo la, mucho más incomprensible de Atget).



B.W. Kilburn, The Surging Sea of Humanity at the Opening of the Columbian Exposition, Chicago, 1893

Para concluir, un añadido dedicado a las estereofotografías, con esa profundidad ilusoria de la mirada que se pierde en la masa.



Anon., ST, vers 1890, revelado albuminado, 9.5x15.3cm


El encanto de esta exposición es tal que podemos verla únicamente como una colección de curiosidades, de enigmas, de hallazgos incongruentes, pero que al mismo tiempo, no nos deja salir sin interrogarnos sobre qué es la fotografía (lo que no es el caso, por ejemplo en los otros pisos de la MEP, con el parlanchín Alberto García-Alix).

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vendredi 26 décembre 2014

El hombre que amaba (mirar) a las mujeres (Garry Winogrand)

Garry Winogrand, New York, 1961

Les dejo a los demás el debate sobre los revelados póstumos de la obra de Garry Winogrand, Jeu de Paume (hasta el 8 de febrero) : cuando un fotógrafo no se interesa por revelar sus fotografías, incluso por desarrollar sus rollos, dejándolo para más tarde, y que la muerte súbita se lo lleva, ¿ tenemos o no derecho a mostrar sus fotografías huérfanas ? Es el caso de alrededor del 40% de las fotografías que se exponen aquí, "imágenes que sólo piden que se las vea". Es verdad que se trata de un buen debate ético-artístico, pero no hablaré de ello aquí : ¿ Qué es la obra ? He visto solamente que, en la exposición, en el catálogo (excelente!), mi ojo se detuvo más, sin saberlo de antemano, en las fotografías más antiguas, precisamente las que él mismo había decidido revelar, y que la obra que sigue su ida de Nueva York hacia 1970 me atrae menos : se pierde la violencia exuberante, la pasión de sus primeros años, tenemos más bien una especie de reportaje crítico, de testimonio documental sin la misma agudeza; es lo que creo.

Garry Winogrand, New York, 1968


Para escribir este artículo seleccioné primero unas veinte reproducciones (entre las cerca de 400 expuestas) sin preocuparme por el criterio de originalidad del revelado, luego miré de nuevo mi selección para ver si se trataba de revelados originales o no : cuatro de ellos (que muestro aquí PS) sobre 20 son impresiones póstumas de un negativo seleccionado por Winogrand (marcas sobre la hoja de contacto), dos (P) son impresiones póstumas que él no había seleccionado (uno lo seleccionó Leo Rubinfien y el otro Thomas Roma), 14 son revelados originales por Winogrand (dos no fueron reproducidos aquí). pero ello no es un veredicto, es únicamente mi selección subjetiva; al igual que mi selección personal solamente tenía dos fotografías posteriores a 1970.



Garry Winogrand, New York's World Fair, 1964


Esta exposición tiene una gran ambición, pero el visitante (yo, en todo caso) va contra. Se trata de mostrar por primera vez todas las facetas de la obra de Winogrand : no solamente Nueva York sino también Chicago, Tejas, Los Angeles; no solamente la calle sino también las reuniones políticas, las manifestaciones, las fiestas, las carreteras del Oeste, los aeropuertos (lugares de paso, de partida, entre-dos); no solamente los pasantes anónimos sino también los famosos (JFK, Norman Mailer, Elsa Martinelli, ...), los animales del zoológico, incluso los bebés. Un trabajo extenso y multiforme sobre el que había que informar.



Garry Winogrand, Houston 1964

Sin embargo, al cabo de unos diez minutos me dí cuenta de que visitando la exposición, solamente me detenía realmente ante ciertas fotos, sólo tomaba notas que sobre una muestra específica, limitada, y que, en realidad, miopía u obsesión, yo iba siguiendo poco más o menos su libro estrella Women are Beautiful, yendo de mujer en mujer al recorrer las salas, resistiendo a la influencia enciclopédica, o en todo caso global, incapaz de concentrarme en otro tema de su trabajo.



Garry Winogrand, Fort Worth, 1974 1977

Es verdad que es un tema esencial pero no es el único. Si la mayoría de sus fotografías están impregnadas de melancolía, de tristeza, hasta de desesperanza, si Winogrand no deja de mostrar (y a veces de escribir) su desilusión por América, al principio con más violencia, al final con una resignación melancólica, es con el tema de las mujeres, las parejas, de la relación entre los sexos, que este hombre (casado tres veces, y casi siempre infeliz en pareja) expresa mejor su inquietud, su desesperanza, su infructuosa búsqueda de la felicidad; de la suya y de la del mundo.



Garry Winogrand, New York, 1968

Todas sus fotos de mujeres o casi todas son trágicas. No son tristes (la tan conocida de la atolondrada con vestido blanco muerta de risa, entre un maniquí descabezado y un cono sin helado, parece alegre, pero el reflejo de la cara de Winogrand en el vidrio nos llevaría inmediatamente de la comedia al drama), no sin ternura (aunque bastante poco eróticas), pero marcadas por una sensación de vacío, de impotencia, de soledad.



Garry Winogrand, New York, 1969

"Todas las veces que he visto una bonita mujer, he hecho lo posible por fotografiarla. No sé si todas las mujeres en mis fotos son bellas, pero sé que las mujeres son bellas en foto. Las fotografío para saber como serán en foto." Y a menudo lo hace con una violencia física, una proyección de todo su cuerpo que bloquea el paso, que se interpone, y que algunas veces es rechazado. En la escena de una pareja abrazándose, tanto la mujer, despreocupada, casi indiferente con su amante, con un cigarrillo en la mano que ha quitado de sus labios sólo un momento, como la amiga (o hermanita) gorda y fea que nadie besará, delante de la enseña 'Tortilla Factory', lo fusilan con la mirada, quieren que se vaya, pronto lo insultarán, posiblemente lo agredan.



Garry Winogrand, New York hacia 1958

Y también la pareja, sorprendida en un momento de erotismo latente (ella sujeta tres dedos de su mano, él ¿ le está chupando el pulgar ?) -y ¿ qué hacen sobre la balanza ? (o ¿ es un barómetro ?) - lo miran con desconfianza, él directamente, ella de reojo -. Lo que pasa es que al mismo tiempo, Winogrand captura en la escena, la figura borrosa (amenazadora, necesariamente amenazadora) del hombre negro que entra en el campo.



Garry Winogrand, New York hacia 1960, PS

Otras veces la mujer capturada así lo mira sorprendida, con las cejas subidas (podríamos escribir todo un artículo sobre "Las cejas en la obra de Garry Winogrand"), pero también casi con ternura, con el resplandor de una sonrisa en los ojos : ni siquiera está molesta, quizás un poco halagada sin atreverse a expresar la mínima invitación silenciosa y tímida. Algunos cabellos rubios flotan sobre su cuello de piel sintética.


Garry Winogrand, New York, 1958

Si aquella parecía segura de sí misma, tantas otras tienen una inquietud en la mirada, incluso angustia, confrontadas con la amenaza del mundo, la del fotógrafo, la de los hombres. Ésta de aquí, preocupada, evita al fotógrafo agarrada a su cartera ( ¿ es un paraguas ? ¿ un bastón ?), parece huir de la mirada de desaprobación de dos pasantes : ¿ es porque se va a atrever a fumar en público ? O es que están extrañados porque la fotografían. Cada foto de Winogrand produce un relato imaginario. Y que hacer aquí de la parte derecha de la imagen, rota, quemada, sobreexpuesta ? ¿ qué es ese vacío que se insinúa en la escena sino un deseo indecible ?



Garry Winogrand, New York, 1965

Curiosamente, numerosas fotografías de las pasantes de Winograd las muestran con dos hombres que las acompañan o las miran fijamente. Los cabellos al viento de ésta la esconden un poco, pero sus pezones rígidos se notan por encima de su vestido ajustado y sus brazos desnudos despiertan el deseo; camina resuelta, al sesgo. Ellos son banales, directos, frontales. Esta fotografía celebra la oblicua.



Garry Winogrand, New York vers 1960, PS

En cambio ésta es oscura como una historia de celos, confrontación entre tradición y modernidad. ¿ De dónde serán ? ¿ griegos, calabreses, malteses ? La mujer vestida de negro, con rulos, morruda, con más que una sombra de bigote, senos pesados, pero de cintura fina acentuada con un cinturón elegante, es una criatura sumisa, controlada (por poco agraciada que sea), va con los ojos agachados, y no hay que bromear con su honor nos dicen claramente sus dos vigilantes, posiblemente, padre y marido.



Garry Winogrand, New York, 1973, P

De nuevo un trio, más tardío : el abrigo negro abotonado de manera estricta, el rostro algo agobiado mirando hacia el sol no son suficientes para contrariar la seducción difusa del clavel y los guantes, y el del abrigo negro que la sigue no parece indiferente.



Garry Winogrand, Los Angeles, 1980 1983, P

En muchas de sus fotografías de mujeres, incluso solas, se percibe tensión y angustia. ¿ Hacia qué se vuelve esta (famosa) pasante , tan tensa y agarrada al broche de su cartera ?


Garry Winogrand, New York vers 1960, PS

En la obra de Winogrand también vemos mujeres alegres, serenas, solares. Y la inclinación oblicua de ésta, el encuadre de su cara, el resplandor de su sonrisa nos muestran el encanto que debió ejercer sobre el fotógrafo mal amado.



Garry Winogrand, New York, 1961

Ésta también, guantes, perlas, sombrero, es una guerrera segura de sí misma, es una conquistadora que ningún ladrón de imágenes perturbaría; lástima que vaya ataviada con ese buldog de marido de mirada dura y calcetines blancos.



Garry Winogrand, New York vers 1960

Y así podríamos seguir contándonos cuentos, sobretodo cuentos de amor, de amores imposibles y deseos inacabados y celebrar las pasantes como lo hizo Antoine Pol. Otra, se dice uno cada vez que quiere terminar : y así esta joven latina abatida, los ojos apagados, en un autobus, delante de dos matronas bien instaladas y evidentemente criticonas. Su cara es de una dulzura infinita y resalta una mosca (seguramente un lunar); una de sus manos mantiene agarrada la cartera, la otra está cerrada como una pinza, su cuerpo no es sólo abandono. Y, como en otras fotos, el primer plano borroso, aunque traduzca inmediatez es también un símbolo de intrusión, misterio, inquietud.



Garry Winogrand, New York hacia 1960, PS

Así, el no haber seguido las directivas de los comisarios de la exposición y no haber hablado del otro Winogrand, de los otros Winogrand, fué sin lugar a dudas una falta. Pero el poder de las mujeres, la importancia que ellas tuvieron para él, la tension que supo crear se apoderaron de mi mirada. Como un eco al erotismo del tobillo de la primera foto, el hundido de los codos de esta jovencita cargando su maleta barata me produce tal felicidad que no sé mirar otra cosa.  

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mardi 23 décembre 2014

El discurso del método y las muchachas en flor (Clémence Veilhan)

23 de diciembre de 2014, por Lunettes Rouges


(Original en francés aquí)



Clémence Veilhan, 24 images dans la vie d'une femme. Maman Dépression


Me parece que son sobretodo mujeres las que hasta ahora han escrito sobre la exposición de Clémence Veilhan* en la galería Laure Roynette (hasta el 31 de enero). Y lo han hecho muy bien, al hablar de Lolitas y de la sensualidad adolescente, conmovidas ante los cuerpos aún torpes de las tres series presentadas. Ya que ante todo es cuestión de series, de un plan, de reglas que la fotógrafa se impone y le impone a sus modelos. Y quizás, al tiempo que examinamos los temas, habrá que intentar comprender las reglas de un "juego" probablemente ni tan divertido ni inocente a pesar de lo que diga la artista.


Clémence Veilhan,  Nunca fui una niña pequeña, Céline



El vestido de Clémence Veilhan (Nunca fui niña)

Es verdad que cada serie me parece ser ante todo una negación del tiempo : toda fotografía captura, extrae, suspende y detiene la inexorabilidad volátil del tiempo. Pero aquí, sobretodo, la artista se encarga de reforzar esa suspensión del tiempo, de no limitarlo a la única esencia fotográfica y hacerlo adherir a su narración, a sus personajes, a sus ritos. Algunas jóvenes adultas se visten con un vestido de la infancia de la artista (su único objeto recuerdo), intentando meter sus formas amplias en ese traje infantil demasiado pequeño para ellas : esta prueba de una sola talla para todas es naturalmente divertida y nostálgica, pero (será porque soy un hombre de cierta edad) yo vi sobretodo una tribulación, un intento trivial algo desesperado por negar el tiempo que pasa, rechazar las formas que se dibujan, la feminidad que se afirma; y también un fantasma de uniformidad, de estandarización que insiste sobre el plan de puesta en escena y de toma, también normalizado y uniforme.



Clémence Veilhan, 24 imágenes de la vida de una mujer


Clémence Veilhan, 24 imágenes  de la vida de una mujer,
 "Nunca más seré virgen. Tengo las mejillas coloradas.
El dice 'seno', yo digo 'pecho'. Ayer fue mi cumpleaños. Tengo 15 años."

Otra serie, todavía más pretendidamente autobiográfica (sin que sepamos distinguir realidad y ficción) muestra 24 imágenes de la vida de la fotógrafa, desde su infancia hasta hoy, actuando sus recuerdos, sus primeras veces (primeros besos, primeras reglas, primer amante), sus emociones, y algunos dramas a veces trágicos a veces divertidos, y siempre siguiendo el mismo plan : un autorretrato "con traje" de pie, el disparador bien visible, fondo neutro, mirada frontal, y, debajo de la foto, algunas líneas manuscritas y explicativas. En lugar de pensar en Nan Goldin, de quien fue asistente, pensamos más bien en la joven Cindy Sherman, tanto por la forma como por la dosis de ficción que creemos ver. 24 imágenes, un segundo de cine, la historia de la vida de una muchacha : otro intento para detener el tiempo, negar la edad, para hacer de la fotografía un conservatorio refrigerante, una glaciación.



Clémence Veilhan, Chewing Girls, 2008


La tercera serie es probablemente la que más molesta : ¿ que hacen esas muchachas desnudas con su bomba de chicle, como si fueran muchachitas falsas con mirada vacía, sin expresión, sumergidas en esa actividad fútil ? Nuestra mirada se desprende de sus anatomías, todas bien diferentes, además, para fijarse únicamente en el vacío irrisorio, en el irreal incierto, en esa forma redonda casi indecente que emerge de sus labios : tercer ojo, tercer seno. Percibimos algún erotismo? ¿ Esperamos que la bomba estalle, que el edificio se derrumbe? Son imágenes lo suficientemente extrañas y singulares capaces de desestabilizar la mirada. ¿ Se trata de chiquillas envejecidas prematuramente o de muchachas nostálgicas de sus años de inocencia ? ¿ A qué corresponde esta vacuidad, cuál es su nombre? Más allá del plan de toma, más allá del cuestionamiento de la artista sobre la identidad femenina (¿somos más reales que una bomba de chicle?)  ¿ Se trata en realidad de redondez, de embarazo, de flores que se transforman en frutos, como propone el psiquiatra Maurice Corcos en su bonito texto sobre la exposición ? ¿ Toda esta nostalgia de la infancia perdida que se ve por todas partes no puede resolverse sino dando a luz**? ¿ Es eso lo que contienen esos espacios poco definidos, esas bombas tan misteriosamente intemporales como el espejo de los Arnolfi o el poliedro de la Melancolía ? ¿ Es así que la fotografía no solamente detiene el tiempo sino que lo remonta?


Clémence Veilhan, Chewing Girls, Mélinée, 2008



Más que por la introspección y los elementos autobiográficos, más que por el relato en imágenes del paso de la infancia a la edad adulta, en esta obra me impresionó primero su rigor formal y también la relación con el tiempo, el misterio fotográfico. Y posiblemente no sea necesario ser mujer, y "reconocerse en esos ritos de iniciación", para apreciarla. Otro hombre se interroga : "Es posible sin ser mujer pretender entender todos los componentes de esta historia totalmente determinada por la feminidad, los misterios, las dudas, a veces el sufrimiento que Clémence Veilhan nos quiere representar ?


*cuyos infortunios estuvieron en primera plana el verano pasado
**en el momento de escribir las leyendas de las fotos descubro con sorpresa que la jovencita que elegí tiene el mismo nombre (raro) que aquella a quien se dirigían estas palabras : "oh amor mío mi huérfana/Y te digo que vivas y que tengas un hijo". Ella no tuvo. Y el plan de la serie decía "usted no tiene hijos"

lundi 15 décembre 2014

Se hace escritor escribiendo

15 de diciembre de 2014, por Lunettes Rouges

 






Hacer una exposición con palabras? Es el reto de la que dedican (hasta el 15 de febrero) al OuLiPo en la BnF, en sus locales del Arsenal, un lugar al que se va rara vez ( es en el apartamento que perteneció a Charles Nodier), y he aquí la ambigüedad de tal visita : habrá que leer el catálogo (sobresaliente, una referencia*) antes o después?  ¿Antes de la visita habrá que refrescar sus conocimientos potenciales sobre literatura y llegar bien armado ? O al contrario ¿Habrá que dejarse llevar precisamente por el placer de descubrir y el despertar de lecturas anteriores, recuerdos enterrados, "me acuerdo" ?



Tablero de clasificación de las dificultades oulipianas. BnF, Arsenal, Fondo Jouet


De modo que me fui a la aventura en medio de una profusión de documentos, descubriendo los rituales, los estatutos, los procedimientos, los informes, leyendo durante buen rato los textos en las vitrinas de ese taller-club-sociedad secreta esencialmente masculina (sólo cinco mujeres por 40 hombres, de las cuales una de vacaciones). El Presidente es provisionalmente definitivo y el Secretario definitivamente provisional, algunos miembros excusados a causa de defunción, y florecen los aforismos de esos ingeniosos niños grandes ("Si el Oulipo es una escuela, es una guardería infantil" François Cadarec). Todo es orden y clasificación, iniciales más bien que nombres, informática muy temprana (octubre de 1968 en Verviers con un terminal IBM RAX) e internet también (en 2004, la joven Anne Garreta recibió como misión que recuperara los oulipo.org, .com, .paf, .crac, .poum y otros que vagan por la red). Y con deleite descubrí una horrible falta de ortografía en los estatutos que datan del 7 de mayo de 1962 : "les membres correspondants ne prendrons pas part aux votes". Me gustó saber que François Le Lionnais, "president-fondateur", cuando estuvo cautivo en Dora, les describía cuadros a sus compañeros de detención (como Joseph Czapki en el gulag con Proust).



Raymond Queneau, cien billones de poemas, Gallimard, 1961, BnF, Arsenal


Naturalmente, como cada cual sabe, se trata constantemente de limitaciones, de reglas, ("En el fondo, me doy reglas para estar totalmente libre" decía Perec), de sistema, de clasificación, de colección, (me gustó mucho la serie de libros cuyo título tiene una cifra, de cero a 100.000.000.000), de juego (pero quién sabe jugar al dominó abjasio?), de matemáticas divertidas y de plagios con anticipación.


Etienne Lécroart, Anillo de Moebius en Historieta


Otras personas harán críticas más sabias o más literarias, yo solamente me di gusto a través de las salas. En una serie de películas cortas (Oulipo recorre las calles (de Paris)"), Jacques Jouet intenta contestar al requerimiento pangramático "Portez ce vieux whisky au juge blond qui fume" (Llévele ese whisky al viejo juez rubio que fuma"). Es verdad que las declinaciones en otros ámbitos son menos convincentes, cartografía, teatro o pintura. Es verdad que uno sale de la exposición casi frustrado, en todo caso impaciente de leer más (es una lastima que no tengan librería), de descubrir más. Y quizás, no como yo, primero es mejor leer y leer, catálogos, obras, y luego ir mejor informado a deleitarse con la exposición.



Abadía de Fontevraud


Además de marido de esta otra artista expuesta en la BnF, últimamente tuve un curioso encuentro con el Oulipo, en un lugar insólito : la iglesia de la abadía de Fontevraud, en donde una de las cuatro estatuas funerarias reales es la de Leonor de Aquitania, dos veces reina. Su estatua funeraria la representa leyendo!  Es una pose única para ese tipo de monumento. El libro, seguramente un piadoso salterio, esta borrado (quizás siempre fue blanco, mudo), y, el verano pasado unos oulipianos lo volvieron a crear, inventando y reencontrando textos que Leonor hubiera podido leer, haciéndolos resonar en la nave : "Que cada cual invente un libro Que se lo confíe en pensamiento a esas manos Que medite sobre la lección de la nada De la muerte rescindible, y la lectura Sea propuesta silenciosa a los ojos De la estatua funeraria que la espera, Leonor" . Jacques Roubaud Fotos 1 & 5 del autor. Otras fotos cortesía del servicio de prensa de la Biblioteca nacional de Francia. *editado junto con Gallimard, 39euros bien invertidos. El título del artículo es una citación de Raymond Queneau.




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vendredi 12 décembre 2014

Jean-Philippe Charbonnier, peatón en Paris

12 de diciembre de 2014, por Lunettes Rouges

(original en francés aquí)
  
Jean-Philippe Charbonnier, Niño borroso, Paris 20e, 1947


Sin duda alguna todos hemos visto fotografías de Jean-Philippe Charbonnier sin prestarles mucha atención, ilustraciones de aquella revista Réalités que ojeábamos en la sala de espera del médico, reportajes exóticos del otro lado del mundo, destinos soñados e inalcanzables, incluso si, vaya sorpresa, entre los ejemplares expuestos, encontramos un artículo de septiembre de 1958 sobre la recesión norteamericana, como si, por lo menos una vez, el mundo real, la pobreza, las realidades económicas, hubieran entrado brutalmente en ese bonito mundo de papel brillante, tan lejos de lo real a pesar de su título.  


Jean-Philippe Charbonnier, Les jambes de Marisa Berenson, Paris 1978


Y es ese el interés de esta exposición « chez ma tante » (« en casa de mi tía »), en la Galería del Crédit Municipal (que abre a las 9 de la mañana, el lugar más tempranero de Paris para ver una exposición) consagrada (hasta el 14 de febrero) a este fotógrafo menos conocido que sus compañeros de la fotografía francesa humanista, y sin duda más cercano a Walker Evans que a Robert Doisneau, entonces, todo su interés era mostrarnos, al lado de bonitas imágenes, y de sus fotos de estrellas (arriba, las piernas de Marisa Berenson), una obra más oscura, más popular, más realista, precisamente, las realidades de lo cotidiano.


Jean-Philippe Charbonnier, Delante de Citroën Quai de Javel, Paris, mayo de 1968


No es que sean reportajes sobre los acontecimientos (aparte algunas excepciones, como este arcángel izquierdista) sino más bien callejeaderas, escenas instantáneas tomadas por las calles, sin ningún sentimentalismo, con un sentido agudo de lo concreto, de la situación : no se trata de denunciación sino de testimonio. 


Jean-Philippe Charbonnier, En un autobus 96, hombre del pueblo marcado por la vida, jovencita  inocente, Paris 1977


Charbonnier muestra siempre una viva inteligencia en la composición y en las formas; describe, por ejemplo, la fotografía aquí arriba de la manera siguiente 
«se encontraba allí este hombre esculpido, faltaba alguien en contraste. Subió un mujer fea, luego se bajó. El 96 circulaba. Se subió esta jovencita pero la luz no era buena. Yo sabía que llegando a Châtelet, antes de la parada, el bus giraría en ángulo recto y que habría sol a 45° sobre mis sujetos. Llegamos : 1/1500 a 11-16 pero el fondo es cursi. Pasa un camión y todo se arregla. Gracias.»  


Jean-Philippe Charbonnier, Dos manos y una braga, Luxembourg, Paris 1978


Y, cuando no ve a Bettina o a Juliette Greco, enfoca su objetivo hacia las mujeres que ve en la calle, las jovencitas al sol en el Luxemburgo, conmovedoras, torpes y algo ridículas, hacia las damas de los baños o las bailarinas de Folies Bergères aburridas detrás del escenario y no luciendo en él.



Jean-Philippe Charbonnier, Parte de atrás de Nuestra Señora, Paris, 1981 


Con mirada segura rastrea lo inadecuado, lo que contrasta, (y a veces con humor negro en sus leyendas, más por el lado del Hérisson (revista de humor) que del de Réalités, más bien sala de espera de peluquero que de médico). 


Jean-Philippe Charbonnier, Domingo de primavera, Paris, 1970


Algunas de sus imágenes son composiciones formales bastante asombrosas : si el joven borroso de arriba es un misterio (foto realizada en laboratorio y sobre pie, y solamente las lámparas de gas son nítidas), el desnudo, una de las raras imágenes más personales, no se descifra de inmediato, entre los ángulos de la silla, las lineas de sombra, y las formas puras del cuerpo en donde el vello parece casi incoherente.


Jean Philippe Charbonnier, 14 de julio de 1945, plaza del Bourg Tibourg, Paris 4e


Hay un pequeño catálogo bastante bien hecho, de Ediciones Séguier, con una presentación por Emmanuelle de L’Ecotais (y a buen precio, 10€)

Todas las fotos © Jean-Philippe Charbonnier/ Gamma-Rapho.
Foto 6 (Nuestra-Señora) cortesía del Servicio de Prensa del Crédit Municipal

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