vendredi 28 novembre 2014

La colección Antonio Cachola en Elvas

28 de noviembre 2014, por Lunettes Rouges


(original en francés aquí)



AnaMary Bilbao, Past present M3, 2014

Una ciudad fronteriza apretada en sus fortificaciones, el antiguo hospicio de mármol blanco transformado en museo municipal, una importante colección de arte contemporáneo portugués depositada allí; tan solo se encuentra una pequeña parte de la colección de Antonio Cacholas, es necesario recurrir al enorme catálogo (referencia visual excelente pero es una pena que sea demasiado breve) para ver en él toda la riqueza (en particular esta obra bastante conocida) y para empezar a descubrir a los artistas de ese país. En lugar de la exposición temporal (Rui Calcada Bastos), les hablaré rápidamente de algunos de los artistas que vi durante una breve visita.


Susanne Themlitz, O estado do sono, 2006 2009

Desde la calle podemos ver un extraño personaje sentado en el alféizar de la ventana, con un embudo en la cabeza, extraña acogida, por Suzanne Themlitz. Se entra frente a la hermosa escalera de honor, llena de cajas de Vhils que además oculta el escudo con una de las  esculturas de espuma recortada y pegada que acostumbra a hacer, y nos obliga a encontrar el punto de vista adecuado, a arrugar los ojos para distinguir los rasgos del rostro. Y no debe ser por casualidad que ese extraño rostro oculte las insignias del poder.


Vhils (Alexandre Farto), Diorama Series 2, 2012

La sala del consistorio, decorada toda con azulejos historiados sobre las vidas de Santa Isabel y San Juan Bautista, alberga casetas de cartón recortado por Rodrigo Oliveira, contraste radical entre esplendor pasado y precariedad presente, destrucción y ruina. También vi las fotografías de bailarines de Augusto Alves de Silva, las esculturas mobiliarias de José Pedro Croft, la sala de cuadros de colores de Pedro Calapez, y, desde luego una gran instalación de Pedro Cabrita Reís.


Rodrigo Oliveira, Embargado clandestinos, 2005

Me impactó muchísimo la instalación de Fernanda Fragateiro : sobre paletas en el suelo, a 90°, la fotografía doble de una mujer (supongo de los años treinta) en una habitación burguesa, en espejo. Pero uno de los paneles está roto, la violencia irrumpe en la escena cuyo subtitulo es Tranquilidad suave o violencia doméstica. Pensamos en la violación de Degas.


Fernanda Fragateiro, Publico Privado, 1995 1997

Para terminar, la benjamina de la exposición es una adquisición reciente de la colección, y tres de sus obras están en la sala del principio : AnaMary Bilbao, que conocí hace poco, muestra también obras blancas en las que los estratos geológicos del yeso dan testimonio de su trabajo sobre la memoria (arriba). Como las obras cambian regularmente, habrá que volver a Elvas.

Fotos del autor excepto Bilbao (obra de la misma serie que las que mostraron en el Museo) y Vhils.

lundi 24 novembre 2014

Alix Cléo Roubaud, o el pequeño Wittgenstein fotográfico

10 novembre 2014, par Lunettes Rouges


Alix Cléo Roubaud, el beso, Saint- Félix, 1980

No se sabe por donde abordar la obra de Alix Cléo Roubaud, de la cual se exponen más de 200 fotografías en la Biblioteca Nacional(Mitterrand) hasta el 1 de febrero. Es prácticamente una primera exposición : en vida había formado parte de la exposición "Otra fotografía" en Créteil; y poco después de su muerte, su serie "si alguna cosa negro" se había expuesto en 1983 en los Encuentros de Arles, gracias a Alain Desvergnes, y a su viudo, el escritor oulipiano Jacques Roubaud, que en 2011 mostró esta misma serie y otras fotografías en el Centro Internacional de Poesía deMarsella, que él había dirigido antes.


Alix Cléo Roubaud, serie si alguna cosa negro, 8/17, 1980-81

Hasta ahora, de ella no conocíamos prácticamente sino reproducciones en libros, primero en su Diario, editado por Jacques Roubaud poco después de su muerte, luego en la biografía zigzagueante que acaba de dedicarle Hélène Guiannecchini, y en la película Las Fotos de Alix
que JeanEustache, del que fue la ultima amante antes de su suicidio, le dedicara en 1980. Película extraña en la que Boris Eustache hace de simplón y Alix desajusta a propósito imagen y relato (mostrando una cosa y describiéndola como si fuera otra) con una intención que se sitúa entre juego colegial, cuestionamiento de la representación y fracaso del verbo.


Alix Cléo Roubaud, Le 31 mai 1980, University Arms Hotel, Cambridge, chambre 217, 1980

La dificultad para escribir sobre Alix Cléo Roubaud se encuentra primero en su leyenda de astro oscuro, en esa sombra trágica que pesa sobre el cronista, en la facilidad que se tendría de hablar no tanto de su obra sino sobretodo de su lado tenebroso, alcohol, mundanidad, drogas, amantes, intentos de suicidio, y sobretodo asma y muerte a los 31 años y 9 días. Un poco como con Frida Khalo o Camille Claudel, habría que estar en perfecto acuerdo primero con sus espectros y no ver su obra sino a través de sus prismas. Y es todavía más difícil de evitar pues lo esencial de sus fotografías tienen que ver con lo intimo, con la familia, y en realidad, sobretodo con su cuerpo, desnudo, expuesto, impúdico, y el de su marido y sus amantes, allí la habitación y la cama están  omnipresentes : ¿qué distancia se puede tomar, qué mirada crítica se puede tener frente a esta exposición, frente a la abolición de fronteras, frente a una fotografía tan en ósmosis con su vida ?

Alix Cléo Roubaud, Quince minutos por la noche al ritmo de la respiración, 1980

No es que ello eche a perder su trabajo: si algunos retratos parecen revelar más bien una provocación atrevida, una serie como Quince minutos por la noche al ritmo de la respiración parece esencial : acostada boca arriba en un camino de tierra (desnuda, pero ¿qué importa?) y, durante una crisis de asma, pone la cámara sobre su pecho y deja el obturador abierto quince minutos. La imagen muestra las sombras de los árboles al final del camino, oscuros y borrosos, pero es sobre todo un testimonio del cuerpo de la fotógrafa, de su aliento ("un autorretrato a través del aliento" dice Hélène Giannecchini), como una premonición de su trágico fin : ahora bien,  a excepción de las estenopéicas corporales, el cuerpo del fotógrafo está casi siempre ausente en fotografía (sin contar los autorretratos), reducido al ojo delante del visor y al dedo en el obturador. Frente a tales fotografías es imposible abstraerse, tomar distancia, y allí reside toda la fuerza y el artificio de Alix Cléo Roubaud, al impedírnoslo.


Alix Cléo Roubaud, Autorretrato, 1980-82

Y, se diría que reina el artificio, ya sea la falsa descripción de imágenes en la película de Eustache, o el tratamiento al que se someten esas imágenes : para ella (antes de la llegada del numérico : "todo lo que cuentan sobre la futura foto sin película me parece dudoso"), el negativo es sólo un material (como la paleta del pintor, decía, y lo destruía sistemáticamente una vez realizado el revelado) que, para hacer obra, debe someterse a numerosas manipulaciones para distanciarlo de la representación de lo real, para ir hasta los límites de las posibilidades de lo visible : sobreexposiciones, sobrerevelados , curvas, borrosos, pinceles luminosos (no, ella no es la inventora), descuadrados, intervalos de la película, fragmentaciones, impresión de textos, (para ella lo escrito es clave, hay que decir y mostrar), y todas las investigaciones químicas y ópticas. Es una obra realmente experimental en todos lo sentidos y cuyo objetivo es a menudo mucho mas intelectual que formal. Tomaré como testigos la serie Alcools en las cuales chorreados de tinta de colores manchan las sabanas blancas : el homenaje a Morris Louis parece añadido, artificial, siendo que la imagen en si es de las más evocadoras, entre la blancura resplandeciente de las sábanas, las máculas de colores suaves, y la inevitable alusión a su alcoholismo (al menos que Apollinaire... ).



Alix Cléo Roubaud, ST, serie Alcools, Homenaje a Morris Louis, diciembre de 1980

Leyendo sus escritos dispersos, me cuesta reconocer en ella a la gran teórica desconocida de la fotografía que nos anuncian sus ditirambos : si algunos enunciados tienen cierta intensidad ("hacer una fotografía más fotográfica que la fotografía es decir más alejada de la realidad de lo que es para hacer sentir que es una fotografía y no lo real y todavía menos que lo real y todavía más lejos de lo real"), no fundan por lo tanto una teoría de la manipulación de imágenes, y además hay que organizarse con bonitas fórmulas poéticas y huecas "que seamos el cuarto oscuro el uno del otro". En el catálogo, Catherine Millet intenta anclarla en un paisaje artístico contemporáneo pasando por algunas referencias confusas  ("Vaso con Unglee, en Saint Germain, por la tarde") pero no es nada convincente.


Alix Cléo Roubaud, 14 de mayo de 1980, AviñóHotel de Franciahabitación 15, 1980

Lo que queda al final, fuera de formulas y leyendas es una forma de aspiración a la verdad, una búsqueda fotográfica que sobrepasa la experimentación y sobrepasa lo trágico. Wittgenstein, seguro de que ella proyectó escribir una tesis, no está lejos.



Alix Cléo Roubaud, Dos hermanas que no son hermanashacia 1980


Debo decir mi extrañeza, pues según sé, nadie evocó a Francesca Woodman (ella también bicultural, además) con un destino igual de trágico, con una fotografía igual de intima, y que para mi, se insubordinó unos años antes mucho más fundamentalmente que Alix Cléo ante la noción misma de fotografía. Podrá algún día un comisario valiente atreverse a confrontarlas?

lundi 17 novembre 2014

Desear antes que gozar (Sade y yo)

17 de noviembre de 2014, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)



Man Ray, El Ojo de Sade, detalle de la fotografía del Retrato imaginario de D.A..F. de Sade (dibujo con tinta, 1936), revelado gelatina de argento, 22.7x29.2cm, Paris, col. part., foto  Sophie Boegly, ADAGP



La calidad de la gran exposición sobre Sade en el Museo de Orsay (hasta el 25 de enero) se debe posiblemente al hecho de que su comisaria, Annie Le Brun se interesa tanto por el arte como por la literatura. Ello le da a la exposición un estilo que sabe sobrepasar la estrecha historia del arte con anteojeras para que resuenen en imágenes las ideas del Divino Marqués. Los relatos de Sade no son irrepresentables (ver además el programa de películas en el marco de la exposición), y aquí no se trata de representarlos en sentido literal sino de mostrar lo que se puede decir (cuando Sade y otros dicen lo que se puede ver).



Edgar Degas, Escena de guerra en la Edad Media, 1863-1865, óleo  y esencia sobre papel montado sobre lienzo, 83.5x148.5cm, Orsay, foto Gérard Blot



Pues lo paradójico reside en que aunque el verbo fue censurado muchísimas veces y que las obras de Sade sólo son accesibles para el público en general desde hace poco, los cuadros cuya "perversión" visual no es menor que la de sus escritos, han sido expuestos desde siempre, han sido visibles incluso para los niños en las escuelas. El cuadro más emblemático es quizás el Degas del Museo de Orsay, una cruel caza de mujeres (que no se protege siquiera detrás de un relato onírico, como los Botticelli sobre un tema similar), cubierto de un titulo inofensivo, Escena de guerra en la Edad Media, representa la crueldad más brutal y más sexual posible, fantasma de muerte erótica : todas están desnudas, cuatro en el suelo, muertas o heridas, cuatro otras (de las cuales una bruja pelirroja) se escapan o se resignan, una, a la derecha, se ve encantada...




Charles-François Jeandel, Dos mujeres desnudas amarradas, acostadas de lado, entre 1890 et 1900, cianotipo, 12x17cm, Orsay, foto Alexis Brandt


Toda la tensión de esta exposición, que refleja la que existe en Sade, interroga la legalidad del asesinato, aproxima crímenes privados y crímenes públicos, para poner en tela de juicio el orden, la autoridad, la ley (Sade nunca estuvo tan libre como durante la Revolución, antes de que volviera el orden con el Consulado, cuando manejaba la sección de Piques).



Jean-Honoré Fragonard, Las Curiosas, hacia 1775 1780, óleo  sobre madera, 16x13cm, Louvre, foto Stéphane Maréchalle


Hay que sacar al crimen de su envoltura mitológica o histórica para mostrarnos su cotidianidad.
La historia del arte está llena de representaciones que, bajo la apariencia de mitos lejanos, Orfeo, las Sabinas, el Minotauro, Judith, Salomé, Yaël, ... se atreven a representarnos horrores que se vuelven y nos parecen aceptables y que comentamos magistralmente a nuestros hijos al llevarlos al museo. La fuerza de esta exposición está en que nos lleva a interrogarnos sobre nuestro propio punto de vista, convencional o hipócrita, y al pasar por Justine y el tocador, volver esas escenas, presentes, cotidianas, casi familiares.



Jindrich Styrsky, Emilie viene a mí en sueños, revelado gelatina de argento, 24x18cm, Centro Pompidou,foto Adam Rzepka



Y, a ese paso, se rehabilita el deseo antes que el deleite, el camino antes que la llegada, los frenos antes que las facilidades, en fin, todo el artificio de la seducción, por vana que sea : "toda la felicidad del hombre está en la imaginación". Quizás haya que tener cierta edad, y sobretodo haber tomado distancia con los placeres ordinarios para ser sensible a ello, no lo sé.




Anónimo, Virgen de Nuremberg, hacia 1820, marfil, 17x6cm, Paris, col. Mony Vibescu


Varias obras sobresalientes de la exposición tienen que ver, claro, con la mirada, de la más delicada, la de las Curiosas de Fragonard, a la más inquietante, la del sueño de Emile de Jindrich Styrsky. Pero el ojo más bello de la exposición es el del Marqués por Man Ray (arriba) : Sade mirando tanto como narrando, que es sin duda alguna el tema esencial aquí.




Jean-Jacques Lequeu, El Dios Príapo, entre 1779 et 1795, BnF, pluma y lavis de color sobre papel, 25.4x17.8cm



Sin volver a hablar en detalle del recorrido de la exposición, he aquí algunos descubrimientos y momentos felices : primero los Jeandel (cuándo será que el Museo les dedica una exposición y publica un facsímil completo?), los Lequeu, los Kubin y los Goya, y muchos otros más, y algunas obras procedentes de la (famosa) colección Monyh Vibescu : 26 fotos de sexo femenino sueltas (otros hicieron miles), que datan de 1880 (abajo : su técnica lleva el bonito nombre de aristotipo) y una delicada y mítica virgen de Nuremberg  de marfil (hacia 1820), mujer desnuda encerrada en un barril lleno de puntas de espada como castigo por sus pecados.




Anónimo, Conjunto de veintiséis fotografías de sexo femenino, hacia 1880, aristotipos pegados sobre cartón, cada uno 17.5x11.5cm, Paris, col. Mony Vibescu



Y también santa Ágata (interroguemos la fascinación de nuestra cultura católica por el martirio : "hay que imaginar a Ágata feliz"), y el suplicio del Chino cortado en pedazos (lingchi). Y la frontera entre interior y exterior del cuerpo, dentro y fuera, con el interés de Sade por las esculturas anatómicas despellejadas vistas en Florencia (podemos volver a pensar en él Yo-Piel del que hablé hace poco).




Hans Baldung, llamado Green, Desnudo desplazándose sobre bolas, entre 1510 y 1520, Viena, Albertina, pluma, tinta negra, realces con blanco sobre papel oscuro preparado, 27.1x19.6cm



Quiero concluir con una de las obras más enigmáticas, un dibujo de Hans Baldung en el que vemos a una mujer desnuda, posiblemente Venus, desplazándose difícilmente con la ayuda de dos bastones que sostiene Cupido (o un putto), sus pies amarrados cada uno a una bola que no puede rodar y que vuelve la posición muy inestable : esta alegoría de un amor cojeando pues a propósito lo han forzado, me encantó... Es tal vez la representación más profundamente sadiana de toda la exposición.


Fotos 1 à 5 cortesía del Museo de Orsay; foto 8 del autor. Man Ray es representado por l'ADAGP, la reproducción de su obra saldrá del blog al final de la exposición.

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vendredi 7 novembre 2014

Anclar los recuerdos (Latifa Echakhch)

07 de noviembre de 2014, por Lunettes Rouges


(Artículo original en francés aquí)

Latifa Echakhch, L'Air du Temps, 2014

Un decorado de nubes invertidas, suspendidas al cielo raso pero muy cerca del suelo de parquet brillante, negras y que ponen de manifiesto su construcción, su armazón. La exposición de Latifa Echakhch en el Centro Pompidou luego de haber obtenido el Premio Marcel Duchamp (hasta el 26 de enero) se lee primero como una dualidad bastante banal, una oposición teatral y básica : las nubes en el suelo, al revés del decorado son oscuras y trágicas, pero cuando se va al otro lado de la sala y que uno se vuelve hacia el "escenario", se han vuelto claras, azules y blancas, parecen de algodón, suaves flotando sin artificio. 
Latifa Echakhch, L'Air du Temps, 2014

Es una puesta en escena sencilla pero muy buena, un decorado que ocupa el espacio como ella bien sabe hacerlo. Y mirando más de cerca, cada revés de nube tiene un objeto, libros (Que Sais-Je?), discos (Juan Sebastián Bach), una botella de perfume (L'Air Du Temps, de Nina Ricci), una maleta de cartón, bolas de petanca, una cámara fotográfica, un paisaje chino, piezas de rompecabezas, cristales de lámpara, rosas del desierto : objetos puestos en el suelo, visibles por un lado, objetos cubiertos de tinta negra.  
Latifa Echakhch, L'Air du Temps, 2014

Se adivina una progresión dentro del recuerdo, sin duda objetos de la infancia, objetos del anclaje en una doble cultura, allá y aquí y todo lo que pueda crear un puente entre las dos. Son vestigios del pasado y vectores de sueños, testigos poéticos y melancólicos. Solo se ven por el lado del pasado oscuro, el porvenir (radiante) el cielo azul los oculta, y la sumersión en la tinta los niega, los conduce a la nada, a Estigia. 
Latifa Echakhch, L'Air du Temps, 2014

Lo que más importa aquí no es tanto la historia personal de Latifa Echakhch, entre rosas del desierto marroquíes, perfume materno y discoteca paterna, sino la cristalización de una memoria, la condensación de recuerdos. Puede que no sea casual que los discos ondulados y tintados sean todos (según parece) del maestro de la fuga...
 
Fotos del autor 

jeudi 6 novembre 2014

¿Es el chocolate un antidepresivo natural? (Paul McCarthy)

06 de noviembre de 2014, por Lunettes Rouges


(Artículo original en francés aquí)

Paul McCarthy, Chocolate Factory, 2014

Después de la destrucción de su árbol de Navidad/plug anal Plaza Vendôme -un síntoma,  seleccionemos  1.  del desarrollo de reacciones de las comunidades y sus tentativas de censura, 2.  de la impotencia virtuosa de muchas reacciones, o 3.  finalmente, de la fuerza para incomodar que conserva el arte (aunque les disguste a algunos) - llena de júbilo ir a ver la instalación de Paul Mc Carthy en la Moneda (hasta el 4 de enero), entusiasmo que poco a poco le abre campo a cierto malestar, a una preocupación verdadera. 
Paul McCarthy, Plugs, 2014
Paul McCarthy, Chocolate Factory, 2014

Lo que impacta no son tanto los otros plugs anales inflables de la escalera (prefiero los de Tony Regazzon), sin sorpresa, sino la desviación chocolatera del lugar : contraste entre el dorado y el taller, reducción de un espacio prestigioso a una actividad industrial, paralelo evidente entre la producción de masa de esculturas de chocolate y la acuñación de piezas de moneda. Todo eso parece evidente al apuntarse en la lógica de deconstrucción de Paul Mc Carthy, dentro de su crítica simplista y fuerte de la sociedad de consumo. 
Paul McCarthy, Chocolate Factory, 2014
Paul McCarthy, Dreamscape, 2014, vidéo
Pero lo que más me interesó fueron ante todo las dos presencias humanas : primero la del artista, que numerosos vídeos muestran trazando eslóganes variados gritando al mismo tiempo por todo el espacio de almacenamiento, lo que introduce en esta mecánica industrial bien rodada un elemento primal, irónico, desplazado, revolucionario. 

Paul McCarthy, Chocolate Factory, 2014

Y sobretodo las obreras/hormigas/esclavas imperturbables, vestidos y peinados idénticos, cumpliendo meticulosamente con sus tareas repetitivas : tan lejos de la realidad obrera como de la  exhibición arty, no son más que robots que ni siquiera piensan. Al contemplarlas, a veces nos gustaría que una gota de sudor chispeara su frente perfecta (y entonces se acuerda uno de otra exhibición industrial mucho más violenta, mucho menos pulida y más sudorosa), nos gustaría que un chorro de chocolate caliente les provocara un pequeño grito o, al contrario que por un chorreado se chuparan los dedos con gula, nos gustaría que, torpeza o intensión, un papá Noel se rompiera o, defecto de fabricación o accidente, perdiera su plug, nos gustaría que una blusa deslizara, que se destapara una parcela de piel, que se moviera una peluca, que brillara un ojo, que unos labios dibujasen una sonrisa. Pero no hay lugar para esas fantasías/fantasmas, todo debe estar dedicado a la producción, todo debe estar perfecto. La revolución no es una cena de gala. Es bastante deprimente, en realidad ...




fotos del autor

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mercredi 5 novembre 2014

Frank Gehry es el mejor arquitecto del mundo y Louis Vuitton es su profeta

05 de  noviembre de 2014, por Lunettes Rouges


(Artículo original en francés aquí)

Fundación Louis Vuitton

No pretendo hacer una crítica sobre las cualidades arquitecturales de la Fundación Louis Vuitton, sobre las cuales ustedes habrán leído páginas y páginas. Yo diría que me gustó bastante y al menos, al contrario del de Bilbao, hay paredes derechas lo que permite colgar obras, y, que habrá que ver en qué medida la arquitectura aplasta o no las obras presentadas (como en el MAXXI, por ejemplo). 

Pero para ello, en este museo tendría que haber obras presentadas, hablo de obras de verdad, vainas que cuestionen, que molesten, que hagan preguntas que agraden o desagraden y no solamente cacharros a la gloria de Frank Gehry. El espacio Vuitton en los Campos Elíseos glorificaba la cartera, y en esa época yo, algo había protestado; la Fundación glorifica a su arquitecto y en ese sentido de auto-glorifica. Entonces, hay 11 galerías, y otros espacios, hagamos la lista :
-   galería 1 : Sarah Morris glorifica a Franck Gehry (es malo y menos mal que la música es de Liam Gillick, uno se puede contentar cerrando los ojos); 
galería 2 : Taryn Simon glorifica a Franck Gehry (y además, es social, le dan la "palabra" a los obreros, si, si!);
galería 3 : cerrada durante mi visita;
grotto : el peor Olafur Eliasson que he visto en mi vida, un palacio de espejos con ictericia, decoración divertida sin ningún ímpetu, ninguna magia (el ascensor oscuro del Espacio Vuitton fue más inspirador);
auditorio : como es que se llama ese colorista que decora tan bien los espacios, y que realizó la bonita cortina de escenario abigarrada ? Ah si, un tal Ellsworth Kelly, cuyo trabajo se pervierte aquí en pura decoración (en cambio sus obras en la galería 7 son estupendas);
una visita guiada sonora a la gloria de Franck Gehry por Janet Cardiff, quien, también, cayó bien bajo (hay que vivir*);
galería 4 : ah, las maquetas de Franck Gehry;
entrada :  cómo es que se llama el restaurante ? Pues, el Franck, claro.

Después es más tranquilo ya que la pequeñísima colección del señor Bernard Arnault no tiene suficientes obras para mostrar y por consiguiente el estudio y la galería 11 están cerrados al igual que otras tres o cuatro terrazas. En fin, tenemos al inevitable Pierre Huyghe y su pingüino albino, el también ineludible Bertrand Lavier que copia a Franck Stella, un Bolstanski decepcionante, una patata sin forma de Adrián Villar Rojas, una rosa muy decorativa, también de Isa Genzken. No vi la obra de Olivier Beer con los tres tenores, el día que fui había que esperar una hora para verla, de modo que no diré nada. 


Gerhard Richter, Gudrun, 1987, oleo sobre lienzo, 250x250cm 

Entonces no te gustó nada, cronista cascarrabias ( por lo menos no pagaste tu entrada, no como en el Museo Picasso)?  Si, si, la galería 15 es la única realmente habitada, presenta unos quince lienzos de Gerhard Richter, y es espléndido. Pocas explicaciones, poco situada en el contexto, pero el conjunto tiene una potencia rara. Aquí abajo tienen a Gudrun, que aporta un poco del mundo y la violencia a este universo tan demasiado cómodo (ésta Gudrun).


John Giorno, Dial-A-Poem, creada en 1968

Y también la escultura musical de vidrio, frágil y diáfana, de Cerith Wyn Evans, y fue una pena pues es imposible tomarle una fotografía, frente a una obra de Thomas Schütte bastante maciza; y los teléfonos de bakelita de John Giorno en los que se puede escuchar (y luego intentar identificar) un poema. Es todo, volveré, pero únicamente cuando haya algo que ver !


Fundación Louis Vuitton, la tienda

Y naturalmente, en la salida, el negocio vuelve en si (sólo 3000€ la carterita firmada Gehry ...)

*De todos modos es la razón por la cual la mitad de los artistas y críticos que firmaron la petición anti "lujo en el arte" en Mediapart trabajan también para esas entidades, Vuitton, Cartier, Prada, Pinault o Lafayette; corazón de izquierdas portafolio de derechas, tiempos difíciles.

Fotos  del  autor, excepto Richter

mardi 4 novembre 2014

La reapertura del Museo Picasso (o no)

04 de noviembre de 2014, por Lunettes Rouges

(Original en francés aquí)


















Pues bien, pensaba escribir un artículo sobre el Museo Picasso, y para ello y en vista de la multitud y la riqueza de la exposición inaugural ir dos o tres veces. Y como no pude asistir a la inauguración prensa entonces fui un día normal para mi primera visita, como lo hago a menudo, pensando que volvería al día siguiente y al siguiente para completar la visita. Descubrí con cierta estupefacción que el Museo Picasso es el ÚNICO museo público francés en el cual el titular de una tarjeta de prensa (en este caso, la de AICA, que no es el problema, y la medida se aplica a todos los periodistas que vayan fuera de las inauguraciones prensa) tiene que pagar su entrada (11euros); no solamente el único museo público sino prácticamente el único museo en Francia como en el extranjero, pues incluso los museos privados muy comerciales, como la Pinacothèque o el Museo Maillol, les dan una entrada gratuita a los periodistas (o por lo menos a los críticos de arte). 
Que la maquina de billete que es la FIAC me haga pagar si no estoy inscrito con anticipación, así sea, pero que el Museo Picasso lo haga y así me impida trabajar correctamente me chocó. Aparentemente es una medida decidida unilateralmente por el nuevo director (ya saben, ese que escribió textos tan bonitos sobre Versalles...); me parece que la Dirección de la Comunicación o su Responsable de Prensa se deben sentir incómodos. Claro que pagué los 11 euros pero no volví y decidí no escribir sobre la exposición para manifestar mi mal humor. Y al contrario de lo que hago de costumbre no gasté cuatro o cinco veces el precio de la entrada en la librería y me fui a hacer mis compras en la librería Flammarion Pompidou. 

Ah si, leo esta mañana que el Louvre-Lens prolonga por un año la entrada gratuita para visitar la colección permanente... Y quédense tranquilos mis dardos no van en sentido único : mañana mi artículo sobre Vuitton (en donde es verdad que los periodistas no pagan, pero...)