mercredi 21 mai 2014

Monumenta : quédese afuera

21 de mayo de 2014, 
por Lunettes Rouges
Monumenta : quédese afuera

(Artículo original en francés aquí)

Ilya et Emilia Kabakov, La ciudad extraña, Monumenta 2014
Si va al Grand Palais (hasta el 22 de junio) cuando el sol está en el cenit y cuando la reverberación se proyecta en las paredes blancas de la ciudad que construyeron los Kabakof, uno se creería bien tranquilo en una ciudad del sur, aplastada por el sol y cargada de espíritu, en Patmos o en Mzab, a pesar de que las callejuelas son demasiado anchas y las salidas de emergencia nos recuerdan un poco demasiado el contexto. Deambular por esta ciudad blanca es desconcertante y placentero, la cúpula musical y el arca en ruinas, y el primer pabellón refuerzan esa sensación etérea, meditativa, casi mística : es un museo vacío que no han intelectualizado como lo hicieron en el Centro Pompidou, es sensible, incluso sensual, con sus cornisas vírgenes y bañadas de luz y la música de Bach que inunda el espacio. Da la sensación de haberse ido para vivir una bella experiencia. Yo había sugerido una vez (después de la catástrofe playista de Buren) que stanley brouwn ocupara el Gran Palais, y es casi esa misma sensación de simplicidad y de rigor que se ampara de mi en este instante. 
Ilya et Emilia Kabakov, La ciudad extraña, Monumenta 2014, El centro de la energía cósmica.
Lástima que todo se dañe después : el recorrido nos conduce a los cuatro pabellones periféricos, en donde se entra en un misticismo kitsch y de mal gusto, con tendencia new age. No nos ahorran nada, ni la ciudad utópica tibetana, evidentemente tibetana, (en la que la traducción de cámara oscura es cuarto negro....), ni los desvaríos sobre la energía cósmica y el complot simplificador de los 60° (todas las estructuras esenciales del mundo, desde Babel hasta los constructivistas, están inclinados a 60°, aquí arriba), ni el kitsch tan divertido del encuentro con el ángel para volverse  mejor, ni el pesado simbolismo del portón acompañado de versos malos. Entre dos sumergidas en esas burradas esotéricas de fin de siglo (XIX), uno vuelve a respirar en los corredores, entre las paredes blancas, al sol, y después se va, qué lástima.
Ilya et Emilia Kabakov, La ciudad extraña, Monumenta 2014, La capilla blanca
Cuando al fin uno emerge, sale sin energía para apreciar la capilla oscura, banal taller de artista, pero todavía sigue respirando un poco para el montaje de pinturas de la capilla blanca, juego de fragmentos fríos y realistas aparecen en las paredes como si fueran vestigios del pasado, pero que pena que estén tan ordenados. Solamente convence la mancha negra del Juicio final por encima de la entrada, de donde surgen tres rostros sin duda angélicos, flotando sobre el desastre. En resumen, una vez visto el museo vacío y escuchado Pasacalle, más vale quedarse afuera para evitar cualquier contaminación estético-mística que podría ser peligrosa para la salud mental. 
Ilya et Emilia Kabakov, La ciudad extraña, Monumenta 2014
Si bien se trata de la última Monumenta, el rigor a la Filipetti obliga, es imposible compartir el gran entusiasmo de Le Monde que clasifica y califica las ediciones precedentes. Mi lista de honor personal : Serra y Boltansky 


Fotos del autor. La ADAGP representa a los Kabakov entonces las reproducciones de las obras serán retiradas del blog cuando termine la exposición.

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