mercredi 27 avril 2016

Profanar el museo

23 de abril de 2016, por Lunettes Rouges








MASP, vista general





Profanar, lo contrario de sacralizar. Un museo en el cual las obras expuestas son iconos lejanos e inaccesibles, con tal aura que el común no puede disfrutar de ellas, simplemente adorar en silencio, según un esquema predeterminado por aquellos que saben, aquellos que entienden, aquellos que dirigen, aquellos que conservan y que solo sienten desprecio hacia esos visitantes incultos, dignos apenas de acercarse a las obras. Un museo que no es un templo, en las antípodas de toda esta tradición elitista que reina en Francia y en otras partes, dominio de conservadores mezquinos y de pretendidos defensores del patrimonio, alérgicos a toda modernidad, a toda democratización (no es casualidad si, en el catálogo, dicen que Michel Laclotte, entonces director del Louvre, detestó este Museo; en cambio, no sé qué pensar del hecho que Elizabeth II lo haya apreciado mucho).











Cuando el Museo de Arte de San Pablo ocupa sus locales actuales en 1968, en un edificio osado de estética pobre construido por Lina Bo Bardi (cuyo marido Pietro Maria dirige el Museo hasta en 1996), la arquitecta decide presentar las colecciones del Museo en el segundo piso de manera revolucionaria : en una gran sala de cemento y paredes de vidrio que abren sobre la ciudad, escogió no compartimentar el espacio, no crear espacios dedicados a tal o tal escuela, sino presentar las 110/120 obras sobre caballetes de cemento y cristal (en realidad vidrio templado). Así da la impresión de que los cuadros flotan en el aire, el ojo ve varios al mismo tiempo. Ese esquema existió hasta 1996, luego lo reemplazaron por un arreglo tradicional (salas y paredes) durante casi 20  años. Acaban devolverlo como antes.




Djanira da Motta e Silva, Vendedora de flores, 1947, 100x64.5cm; & Max Ernst, Bryce Canion Translation, 1946, 51x41cm





Varias cosas saltan a la vista del visitante. Primero, es él quien está a cargo, quien determina su recorrido, quien construye su propia experiencia, crea sus propios vínculos, sus propios contrastes. En una palabra, se emancipa. 17 hileras, hoy 119 obras (90% pinturas) presentadas de manera cronológica estricta, sin conformarse a las escuelas, a las procedencias : una pintura solemne y mestiza de Cusco (Nuestra Señora de los Remedios) al lado de un autorretrato de Rembrandt, o la vecindad de Max Ernst y la pintora de arte naíf (ingenuo) Djanira da Motta e Silva, en las márgenes de la historia del arte oficial. Aquí no se trata únicamente del rechazo político de una visión europeo-céntrica, no solamente de la voluntad de yuxtaponer artes de Europa, de América y de África, arte noble y arte popular, norte y sur; es también una incitación a mirar de otra manera, a liberarse de prejuicios y restricciones por muy científicos e históricos que sean. Es todo lo contrario de un museo (como la Tate, por ejemplo) en el que lo toman de la mano para decirle qué ver y alimentarlo de un pensamiento pre-digerido, cualificado pero insípido.





MASP, vista general





En esta presentación, las obras de arte ya no son ventanas hacia el mundo, revelaciones etéreas, objetos de lujo; son, primero y ante todo, objetos, el resultado del trabajo de un artista. Ya no estamos en un White Cube (el libro de O'Doherty aparecerá ocho años más tarde), sino en el corazón mismo de un principio de realidad. Cuando en 1993, Stoichita escribirá La Instauración del cuadro, pondrá en la portada el cuadro de Cornelius Norbertus Gijsbrechts que representa el revés de un cuadro. Aquí también vemos el revés, las tablas, las etiquetas, todo el "hiper texto" que acompaña la imagen pintada. Le damos la vuelta, nos medimos con el tamaño de la obra y no solamente con una imagen ediética. Y además los carteles están detrás de las obras : para deshacer el nudo vicioso que nos hace leer el nombre del pintor antes de ver la obra y que determina nuestra opinión incluso antes de mirarla. Este esquema nos confronta primero con la obra, antes de informarnos, de aclararnos, de confrontar nuestra intuición o al contrario hacernos tomar conciencia de la amplitud de nuestras lagunas o de nuestras ideas preconcebidas ("por tanto yo hubiera apostado a que era un Cézanne...").





Amedeo Modigliani, Lunia Czechowska, 1918, 81x53.5cm & Leopold Zborowski, 1916-19, 100x65cm





Ahí tenemos entonces, antes de que la arquitectura innovadora del Centro Pompidou fuera vuelta sosa con una museografía de las más clásicas, más de cuarenta años antes de que el Louvre Lens adoptara, escandalizando a los pedantes retrógrados habituales, un esquema de presentación bastante similar, un enfoque realmente revolucionario del museo. Los historiadores citan algunos ejemplos de museografía anteriores (como la sala Lissitky en Hanovre en 1927 o los nacionalistas italianos), pero esta dimensión crítica, política, del museo es, en 1968 realmente innovadora. Desestabiliza, desorienta, extraterritorializa, genera una mirada nueva, libre, nómada, rizómica, dirán algunos. Su reinstalación es un acto de fe y de afirmación en un país que hoy se encuentra lleno de dudas.





MASP, vista general, de espaldaEn primer plano, Marcelo Cidade, Tempo suspendo de um estado provisório, 2011, 182x100x38cm





Es verdad que podríamos desear más fantasía, menos alineamientos, recorridos menos lineares, más oblicuos, caballetes sesgados y puestos menos cuidadosamente, mejor dicho, discrepancias. En cuanto a las obras, van desde el mármol helenístico de la diosa Higía (hermana de Panacea) del siglo IV a. de C hasta Tiempo suspendido de un estado provisorio (2014) del brasileño Marcelo Cidade (nacido en 1979), una placa de vidrio blindado evoca los caballetes de cristal, con dos impactos de bala. La única cosa extraña que mezcla obras maestras europeas, arte brasileño distinguido o popular y estatuas yorubas : la ausencia casi total de arte abstracto. Los Bardi, por otra parte muy cultos, dizque consideraban el arte abstracto como el producto de un complot imperialista norteamericano para dominar el mundo y aunque ello sea una gran realidad, es a pesar de todo una visión muy reductora. ¡ Qué ello no nos amargue el placer de la visita !

Fotos 3 & 6 del autor.


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