samedi 4 juillet 2015

Forma y Contenido : los tres fotógrafos del Premio Novo Banco

17 de junio de 2015, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí) 





Ayrson Heráclito, O Sacudimento da Maison des Esclaves em Gorée Díptico I - Sacerdotes , 2015




¿ Cómo concertar la argumentación y la forma ? ¿ la imagen y el contenido ? Estos argumentos que podrían parecer abstractos y filosóficos, están perfectamente ilustrados en la exposición de los tres fotógrafos seleccionados para el premio Novo Banco 2015, actualmente en el Museo Berardo (hasta el 11 de octubre), y cuyo galardonado será anunciado en septiembre. Este premio reemplaza el premio BES (como Novo Banco reemplazó el banco de los Espirito Santo) y confronta a un portugués, a un brasileño y a un africano de habla portuguesa (y ¡qué más dan! Goa, Macao y Timor..). Si la cuestión colonial (que según me parece, la cultura portuguesa ha tenido problemas para abordar) está omnipresente en la selección de este año, ésta me parece que representa de manera evidente (¿demasiado?) la tensión entre forma y contenido, cada uno de los artistas la afronta de manera radicalmente diferente.




Edson Chagas, vista de la exposición




La primera sala, bastante oscura, está dedicada al angoleño Edson Chagas, que vimos en Venecia hace dos años : sus montones de carteles por el suelo, que contrastaban con el esplendor del palacio Cini, le habían valido al pabellón de Angola el León de Oro, posiblemente más por la pertinencia de la confrontación en ese lugar que por la calidad intrínseca de las fotografías en primer plano de objetos abandonados. Mientras que con otras obras Chagas ha demostrado su estatuto de africano de la diáspora entre Norte y Sur (leer esta bonita crítica de Roxana Azimi), aquí decidió presentar una obra extremadamente estética, pero cuyo propósito parece diluido. Seis fotografías y un video con enfoque idéntico muestran una playa de arena (en la isla del Cabo en Luanda), de noche, violentamente iluminada bajo un cielo profundamente negro; clavados en la arena, postes de madera, vestigios de una canasta de basquet. La textura de la arena dorada es una composición abstracta vibrante y bella. En el video un hombre pasa trotando y se oyen el ruido del mar y el rumor de los bares cercanos. En esta sala oscura, cada fotografía es una joya de composición y de luz, pura y escueta, misteriosa y poética; pero fuera de la relación entre el hombre y el espacio, uno no sabe bien que decir, es difícil construir argumentos y hay que contentarse admirando la belleza de las imágenes.




Ângela Ferreira, A Tendency to Forget, Museu Nacional de Etnologia, Lisboa 2015



No podemos imaginar mayor contraste que en la segunda sala dedicada a la portuguesa Ângela Ferreira, nacida en Mozambique y cuya obra gira en torno a las huellas del colonialismo portugués (últimamente sobresalió en la Fundación Ricard). El proyecto que se presenta aquí gira en torno al "padre" de la etnología portuguesa, Antonio Jorge Dias, quien, con su esposa Margot Schmidt Dias, hizo varias misiones por el Norte de Mozambique en donde los Makonde a finales de los años 50 y principios de los 60, enviados por el Ministerio Portugués de Ultramar (Mozambique fue colonia portuguesa hasta 1975). Dias fue también fundador del Museo de Etnología de Lisboa (hoy de la Defensa Nacional) y Ângela Ferreira construyó su exposición en torno de esa "coincidencia", que no lo es, primero yuxtaponiendo cuatro fotos de uno de los edificios y tres del otro, y luego construyendo una estructura pequeña suspendida, con acceso incómodo, que toma la forma del Ministerio y en donde se proyecta su película "A Tendency to Forget".




Ângela Ferreira, vista de la exposición



La película contiene secuencias de la vida en Mozambique en la época de las colonias, y otras secuencias rodadas por los Dias en donde los Makonde (y curiosamente las caras de los negros se ven borrosas), acompañadas con la lectura de trozos del diario de Margot Dias y de los informes políticos de Jorge Dias para el ministerio. Si las secuencias de actualidad muestran la separación casi total entre blancos y negros y la vida despreocupada de los blancos de la colonia, los textos de Dias aclaran de forma sobresaliente toda la ambigüedad de su misión (y sin duda de toda la etnografía colonial) : en efecto, también había sido encargado de informar sobre las actividades anti coloniales de los indígenas, lo que aparentemente aceptó sin mayor preocupación. A pesar de que la guerra de independencia de Mozambique sólo empieza en 1964, ya antes había habido "disturbios", y Dias denuncia la "contaminación" procedente de Tanganyika (que pronto será precedida por Julius Nyerere), las ideas subversivas y peligrosas, la propaganda de Moscú y del Cairo, mientras que su esposa intenta ingenuamente iniciarse a la fisiología racial y se extraña de que los indigenas no quieran dejarse fotografiar. El choque entre etnografía y colonialismo, el retraso colonial (hay que ver que es la época de la guerra de Argelia, de las independencias de las colonias inglesas y francesas, de la conferencia de Bagdung...), extrañan pero en nada sorprenden. Nos hubiera gustado saber más sobre Dias, sus ambigüedades (así descubrí que pasó toda la guerra en la Alemania nazi) y sus reticencias eventuales. Ângela Ferreira nos presenta así argumentos bien construidos, políticos y coherentes. Pero decepciona la forma : siete miserables fotos de dos edificios y una película de montaje, no dan, a mi parecer, la talla frente a lo que hubiera podido decirse y hacerse con un tema tan denso y radical.




Ayrson Heráclito, vue d'exposition



Después de esos dos ejemplos absolutamente opuestos de disociación entre argumento e imagen, entre forma y contenido, et tercer artista, el brasileño Ayrson Heráclito (también mirar aquí) logra, por su lado, conjugar los dos aspectos y presenta una obra, que me parece la mejor hecha de las tres. En esta tercera sala de enfrentan dos conjuntos, cada uno constituido por dos dípticos (uno en paisaje el otro en retrato) y un video : un conjunto es sobre La Casa de los Esclavos en Gorea, el otro sobre la Casa da Torre en Salvador de Bahía. De un lado y otro de la sala, de un lado y otro del Atlántico, dos lugares emblemáticos de la esclavitud, de la trata, y, dice el artista, de ese otro holocausto. Pero mostrar no es suficiente : con dos compañeros negros vestidos de blanco, el artista emprende en cada uno de esos dos lugares un ritual de purificación y de exorcismo, el "sacudimento" (sacudimiento).





Ayrson Heráclito, O sacudimento da Casa da Torre, capture vidéo


Yendo de pieza en pieza, los tres limpian las paredes ocres, manchadas, llenas de marcas oscuras; en cada mano, llevan un ramo de hojas que frotan contra las paredes, luego (y el sonido cambia) golpean el uno contra el otro hacia el suelo como para expulsar los malos espíritus. Así van limpiando con un rito fascinante del que no podemos desprender los ojos, cada centímetro cuadrado de pared de dos casas, la atribuida al mercader de esclavos y la del colono, 
¿  será posible un día purificar ?  ¿ perdonar ?  ¿ olvidar ?  La fuerza de esta obra reside en la pertinencia del argumento apoyado por la selección de las imágenes y la puesta en escena : escenografía, dípticos, formatos retrato y paisaje, armonía entre fotos y vídeos, toda la estética contribuye a potenciar el argumento. Si yo fuera jurado mi elección ya estaría hecha...


Fotos cortesía del Museo Berardo.

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