dimanche 26 octobre 2014

Un surrealista juicioso

 20 de octubre de 2014, por Lunettes Rouges




(Original en francés aquí) 


Antonio Dacosta, I'm late, métro Cais do Sodré

Antonio Dacosta dudó muchísimo : se le conoce sobre todo como uno de los surrealistas portugueses, también experimentó el cubismo y la abstracción lírica, y después dejó de pintar durante años, antes de volver a lo que yo calificaría como una forma de "bricolaje" de expresionismo. Su catálogo razonado en línea esta muy bien hecho* y debe aparecer también en inglés.


Antonio Dacosta, O Gasogénio, 1939-40, óleo sobre lienzo, 81.7x65.7cm

Dicho esto, tan importante como sea para el arte moderno portugués, una mirada, es verdad que poco experta y rápida sobre la exposición conmemorativa. que el Centro de Arte Moderno de la Fundación Gulbenkian le dedica por su centenario, solo ha seleccionado algunos cuadros entre surrealismo y metafísica. Su surrealismo parece moderado, sin excesos ni fulgores, sin violencia ni sexo, sin transgresión, ni de la forma ni del sujeto. Es así que su Gasómetro está poblado de criaturas familiares, atormentadas y enredadas como se quiera, pero en el fondo bastante poco originales en 1939/40. 

Antonio Dacosta, Cena com um Pêndulo, 1941, óleo sobre lienzo, 89.5x51cm

La escena con el péndulo es más interesante, probablemente, porque con un estilo clásico-metafísico, trata algunos temas mitológicos : buitre de Prometeo y tortuga de Esquilo; en todo caso los acercamientos disparatados generan una atmósfera bastante extraña. La androginia del personaje de su péndulo, que podría ser tanto un instrumento de adivinación como una herramienta de geometría o de arquitectura, consolidan esta ambigüedad.  

Antonio Dacosta, ST (Menina da bicicleta), 1942, huile sur toile, 65x54cm

También es surrealista la pintura-collage de los mismos años 40, Jovencita en bicicleta, en donde emerge de forma evidente un rostro vaciado, ventana sobre el mundo, hueco en la verja (con una regla en donde los ojos también están vaciados) a través de la cual el viajero puede deleitarse con una escena en donde el erotismo está apenas esbozado, acentuado con el as de corazones. No es de una gran audacia surrealista, es verdad, pero sí es una composición compleja sobre la mirada. 


Antonio Dacosta, Fonte de Sintra com Busto de Camoes, 1987, acrílica sobre madera contrachapada, 67x86cm


Más tarde, la obra de Dacosta evolucionará sobretodo hacia un uso repetido de signos sencillos, la cruz, la tau y los palos dobles que simbolizan la fuente, símbolos que encontramos tanto en "paisajes" bastante realistas, como en composiciones a veces bastante oscuras en los confines de la abstracción. Esta fuente de Sintra, de 1987, atenúa su estilización radical con el bosquejo de un busto de Camõens, que la ancla en la historia, podríamos decir que la humaniza. 

Antonio Dacosta, ST (Melancolia III), 1988, metal, madera, vidrio, papel, plástico, acrílica, 29.5x43x10.5cm

Finalmente, en el ocaso de su vida, más allá de la pintura, construye pequeñas cajas, mixtas, que de manera bastante apropiada llama, Melancolías, volviendo a la tradición surrealista del collage. La paradoja es que posiblemente la mayoría de los habitantes de Lisboa o los visitantes lo conozcan por una obra diferente de todo esto, su obra mural bastante irónica además y hecha en azulejos, que se encuentra en la estación de metro Cais do Sodré : un conejo apresurado y retrasado que corre, corre y corre...


* una critica sin embargo : se nota la dificultad en la búsqueda de textos, los largos ensayos están recortados por páginas y ello impide la posibilidad de buscar en el conjunto del texto a la vez. 


Las fotos vienen del catálogo razonado, excepto el conejo (Wikimedia Commons, Manuel V Botelho)


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